Contemplar el declive vital de una anciana mientras su cariñoso marido se desvive en cuidados, que sabe, no conseguirán hacerla mejorar, va minando al espectador. Los últimos minutos acaban agotando y uno no hace otra cosa que desear que Haneke acelere el sufrimiento. El final, a pesar de vislumbrarse es sobrecogedor.
Puntuación 9/10
Y ahora, un minuto de silencio por la muerte de un cine granadino.
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