10.8.09

oda al gato


Los animales fueron
imperfectos,
largos de cola tristes,
de cabeza.
Poco a poco se fueron
componiendo,

haciéndose paisaje,
adquiriendo lunares, gracia, vuelo.
El gato

sólo el gato apareció completo y orgulloso:
nació completamente terminado, camina solo y sabe lo que quiere.

El hombre quiere ser pescado y pájaro,
la serpiente quisiera tener alas,

el perro es un león desorientado,
el ingeniero quiere ser poeta,
la mosca estudia para golondrina,
el poeta trata de imitar la mosca,
pero el gato
quiere ser sólo gato

y todo gato es gato
desde bigote a cola,
desde presentimiento a rata viva,
desde la noche hasta sus ojos de oro.
No hay unidad
como él,

no tienen
la luna ni la flor
tal contextura:
es una sola cosa

como el sol o el topacio,
y la elástica línea en su contorno
firme y sutil es como
la línea de la proa de una nave.
Sus ojos amarillos
dejaron una sola

ranura
para echar las monedas de la noche.


Oh pequeño
emperador sin orbe,
conquistador sin patria,
mínimo tigre de salón, nupcial

sultán del cielo
de las tejas eróticas,
el viento del amor

en la intemperie
reclamas
cuando pasas
y posas
cuatro pies delicados
en el suelo,
oliendo,
desconfiando
de todo lo terrestre,

porque todo
es inmundo
para el inmaculado pie del gato.
Oh fiera independiente
de la casa, arrogante
vestigio de la noche,
perezoso, gimnástico
y ajeno,
profundísimo gato,
policía secreta

de las habitaciones,
insignia
de un
desaparecido terciopelo,
seguramente no hay
enigma

en tu manera,
tal vez no eres misterio,
todo el mundo te sabe y perteneces
al habitante menos misterioso,

tal vez todos lo creen,
todos se creen dueños,
propietarios, tíos
de gatos, compañeros,
colegas,
discípulos o amigos
de su gato.

Yo no.
Yo no suscribo.
Yo no conozco al gato.
Todo lo sé, la vida y su archipiélago,
el mar y la ciudad incalculable,
la botánica,
el gineceo con sus extravíos,
el por y el menos de la matemática,
los embudos volcánicos del mundo,
la cáscara irreal del cocodrilo,
la bondad ignorada del bombero,
el atavismo azul del sacerdote,
pero no puedo descifrar un gato.
Mi razón resbaló en su indiferencia,
sus ojos tienen números de oro.


Oda al gato, Pablo Neruda.







5 comentarios:

Anónimo dijo...

miauuuuuuuuu

G.

Cristina dijo...

grrrrrrrrrrrrrr guau

Cristina dijo...

y tmb se decirlo en inglés grrrrrrrrr wof

Anónimo dijo...

Desde que ha vuelto la anónima comentadora nadie te dice ná. Que tímidos son tus seguidores.

Me despido con la onomatopeya gatuna en inglés (que la he buscado):meowwwwww

http://es.wikipedia.org/wiki/Onomatopeya

G.

Cristina dijo...

Estás chalá perdía. Q de vidilla te da mi blog eh!!Leches hazte uno yaaaaaa.

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